La guerra contra los
Protoss de Tassadar estaba de nuestro lado, aunque en un principio fue difícil,
una vez destrozadas sus defensas la Reina Kerrigan pudo infiltrarse en su base y
matar a cualquier soldado, peón o Templario protoss que se le cruzase. Justo en
ese momento todos oímos la conversación telepática entre Tassadar y Kerrigan. El
Templario Líder reto a nuestra Reina a un duelo, uno a uno en una zona cercana
de donde la guerra tubo lugar. Nuestra Reina la acepto y se dirigió al lugar
rechazando cualquier comentario que los cerebrados le hubieran dicho. Pero todo
fue un fracaso, justo cuando ella arribo al lugar, la imagen de Tassadar se
desvaneció como una ilusión y fue hay donde… Fue hay donde vi caer al cerebrado
que me dio la vida, fue hay donde las fuerzas de Zeratul atacaron a Zasz. No fue
más que un solo golpe necesario, el cerebrado estallo en mil pedazos, no quedo
una sola célula capaz de reconstruir a la imagen de mi PADRE.
Fue entonces cuando las
fuerzas Protoss se retiraron inmediatamente del planeta, reduciendo los
ejércitos Zerg en un tercio. Pero no fue la única baja que sufrió la supermente.
Por suerte para mi, y pareciera que Zasz ya lo había predecido, herede de mi
Padre la capacidad del Libre Albedrío y el Pensamiento Independiente. Pero todo
se nublo cuando vi a los Zerg enfrentando a las fuerzas que habían perdido el
control, no me quedo más que enfrentarlos…
Cuando la lucha
finalizo, no tuve más remedio que escapar y volviéndome conciente, conseguí el
control sobre un Superamo y algunas criaturas. Fue entonces que inicio un viaje
Intergaláctico que duro uno o dos años, pero a una velocidad inimaginable. Habrá
sido la sed de venganza o el hambre de guerra, nose, pero la forma de movernos
fue inigualable en todo el universo.
Saliendo de la galaxia
madre, detecte una fuerza que nos seguía, no, nos siguió durante nuestro viaje.
Fue la primera vez que sentí que mi mente se comunicaba con otras, con otras
mentes que me pedían que me detenga, que haga lo que haga caería muerto en poco
tiempo. Por un momento me detuve, esperando atacarlos, pero luego de razonar no
pude hacer más que acelerar el viaje, hasta conseguir un lugar habitable para
reproducir devuelta lo que una vez fue un imperio. Tome en similitud el nombre
de mi Padre, y me auto bauticé Sazs. Trabaje muy duro por dominar guerreros que
descubríamos en nuestro viaje, dejando colonias en cada planeta que nuestras
fuerzas creían fértiles. Fue así hasta que un día, uno de nuestros últimos días
de viaje descubrí aquello que me llamaba, aquello que me decía que el era la
salvación. Era una Luna, con una energía tan poderosa, jamás vista. Me sentí en
casa al llegar allí, fue como si hay se encontrara mi destino, y mi familia.
Mi viaje por el espacio
me dio distintos dones, unas de ellos fueron las tácticas de guerra que aprendí
de las criaturas que nos cruzábamos, cacería, cosecha, vida en comunidad. Pero
al llegar a esa luna aprendí algo mas, es como si todo se llenara de odio, sentí
que fue hay donde mi raza nació, y que fueron ellos los que nos dieron las
formas y habilidades que hoy tenemos. Y también sentí el temor que nuestros
criadores tuvieron mientras eran aniquilados. Fuimos nosotros quienes matamos a
nuestros padres, pero eso no era todo… Ya que en este momento nos encontramos
matando a nuestros hermanos, porque nuestros padres los crearon primero a ellos,
los educaron y los abandonaron, para crearnos a nosotros. Y por alguna razón
solo una de las razas sobrevivirá.
Cuando intente ingresar
a la luna para conocer mas acerca de estos seres, una barrera se me interpuso,
por suerte no sufrí ningún daño. Pero mis guerreros, más de la mitad del
ejercito que habíamos formado cayo en ese lugar. Tuvimos que buscar un lugar
para escondernos, ya que la fuerza protoss que nos había seguido durante tan
largo viaje se estaba acercando, no tardaría mas de 3 o 4 meses en arribar a
nuestra posición. Y hay sucedió, sentí las mentes de muchos guerreros luchando
por causas, algunas nobles y otras perversas, una conquista, una pelea que
aunque parezca increíble se gestaba entre seres de la misma raza. Hay descubrí a
los humanos, o como ellos se llaman así mismos, los Terrans. Una raza de amor y
odio, luchas insaciables, devoradores de planetas, no paran hasta agotar los
recursos que la tierra les brinda y enseguida buscan mas allá. Inconscientes en
sus guerras, en busca de su creador, una raza que no tardaría en conquistar.
Cuando todo en ese
planeta no era más que guerra y destrucción, aproveche el momento y casi sin ser
descubierto me infiltre en su tierra, lo mas apartado y escondido posible. Y
comenzó la gran conquista, solo para después volver a mi tierra natal a
vengarme…
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